domingo, 21 de octubre de 2012

El bañarse.

Me  gusta sentirte en el cuello.
Es como calma y excitación al mismo tiempo.
El sentirse segura.

 Dar poder a alguien que podría destruirte por completo.
Confianza.
Es como caminar descalzo en un alma.

Maldita dependencia de la que no dependo.
Y luego viene el miedo.
Con este la sombra y el alejarse tan rápido como estés viviendo.

El calor de esas manos.
El temblor de los miembros.
Odio el verano en el otoño.

A veces no quiero querer tan rápido.
Entonces recapacita y no le quiere.
Un mordisco en la oreja.

Manos agrietadas en el pecho.
Roce de sensación.
Luz de mi vida.

Duele no controlar las piernas
quilométricas por el pasillo.
Como el olor de sus camisetas.

Lavarse la cara con agua caliente,
mientras los cuerpos se tocan.
Los fluidos fluyen.

Mucho en poco.
Sueños en el suelo de la habitación de siempre.
En las sábanas nuevas.


Miradas fijas y palabras cortadas
bajo la ventana que contempla
con la persiana ya cerrada.


Y así.





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