viernes, 28 de diciembre de 2012

Sin intención ninguna de cambio.

La jodida verdad es que engaño constantemente.

Refiriéndome a mi forma de ser claro. Soy una trampa.
Parecer sin ser.
Por el simple hecho de que me gusta.
Me fascina retener a alguien hasta cargármelo.
El juego de saber que puedes interesar. Una completa animalada.
Me encanta. Me gusta adaptarme a una persona, ser lo que creen que les gusta, hasta el punto de sentirme perseguida y luego joderlo todo. 
Al principio supongo que era inconsciente. Y esto es algo que  digo siempre para engañarme a mi misma y hacerme creer mejor persona.
Tener el control.
No me juzguéis es algo que nos gusta a todos, simplemente soy yo quien lo dice.
Al caso : manipular y hundir. Sin ninguna razón humana. Luego darle la vuelta a todo.
Supongo que ese es mi don que tanto buscaba. Retorcer la situación, hacerte víctima. Te libras, ya nada es tu culpa, si no que aun encima cargas más peso sobre esa persona haciéndola sentir lo más miserable del mundo.
Lo mejor es, cuando te atreves a mirar a ese ser que está al borde del abismo, sabiendo que puedes salvarle, pero termias fulminándo con la mirada más falsamente sincera.
Tienes poder.
Matas con tu mentiroso dolor.
Es triste, es jodido, es rastrero.
¿Qué le voy a hacer? Ya lo decían antes,"soy manipuladora desde la infancia".
Y no me duele, en absoluto.
Supongamos que hay gente mala y ya está. 
Dejémonos del rollo de que siempre hay un motivo, de que si lo haces es por que te lo hicieron. Eso no incumbe a nadie.
Y esto lo digo con la más sucia intención del mundo.
Luego están los malditos hijos de puta que se creen superiores y entran en una especie de batalla contigo que acaba por generar la apoteosis y demás mierda insignificante, pero bueno eso es algo que no viene al caso y no tiene absoluta importancia.
Y no sé.
Supongo que ya está.
Me apetecía contar esto, por atenuar un poco mi culpa, al menos ahora sólo soy rastrera y no tan falsa.
Pero repito que no me juzguéis.
Somos egoístas por naturaleza. Me refiero a que, joder, luchamos y vivimos por nuestro propio culo.
Ninguno de vosotros tiene la conciencia tranquila.
Ni vosotros sois tan buenos ni otros tantos tan fríos. 
Dicho esto, recalco el no tener intención alguna de convertirme en mejor persona, y que seguiré engañando con buenas caras y malos propósitos.
No tengo la menor necesidad de preocuparme por nadie, por mucho que me esfuerce en mostrar lo contrario.
Me antepongo a todos y a todo. No lo digo porque esté enfadada, ni mucho menos. 
Y, por muy duro que suene, no hay quien me importe ya lo más mínimo para perder otra vez la cabeza.
Primero estoy yo y luego, nadie más.
Aunque mentiría si os dijera que estoy orgullosa de la persona en la que me he convertido.


                               "Ir tirando, mirando hacia delante, hasta el día en que la palmes"



domingo, 16 de diciembre de 2012

Pertenencias.



Últimamente me he reventado la cabeza al pensar a golpes.

Y he llegado a la conclusión de que luego voy a negarlo todo.
Recopilé instantes de mi pasado y persona. Y,vi que cuando me doy cuenta de que empiezo a ser quien quiero, huyo de mi misma, escapo de la meta, y me aferro a alguien o a algo que me haga sentir más humana.
 Es el simple hecho de rozar con los dedos lo soñado, para que la inseguridad sea capaz de ahorcarte con incontables dudas.
¿Lo estás haciendo bien?
Y la autodestrucción tacha todo lo conseguido hasta el momento.
Comienzas a ver una mancha y no te centras en nada más, no ves que a su al rededor hay un centenar de manos que prometen ayudarte. No, no las ves. Y la mancha se extiende hasta el punto de encontrarte en un nada inmenso.
Ya no eres tú mismo, porque te acabas de ensuciar por dentro.
Y decides comenzar de nuevo.
Lo borras todo, escondes esas dudas, pero nunca se van y te ves envuelto en ese círculo de caos.
Pero en el caos siempre encuentras algo.
 Ese miserable ser que se muere por sentirse vivo.
Quieres ayudarle, quieres enseñarle que hay algo detrás de esa mancha, que nadie nunca está solo. Entonces te olvidas del lazo de pesimismo que te une con aquella persona vacía.
 Y terminas por llenarla.
Al final te das cuenta de algo. Algo que siempre negaste, evitaste.
Que las personas nos necesitamos.
Y es esa persona quien en realidad te ha llenado a ti.
Nos pertenecemos a nosotros mismos, pero necesitamos un poco de los demás.
A veces quiero depender de alguien.


Y a veces lo hago.